¿Eleccion bipartidista? #Michoacan

Por Luis Patiño

A diferencia de la pasada elección por la gubernatura de Michoacán, en la cual siempre lucieron equilibradas las preferencias electorales entre las tres principales opciones partidarias, la lucha presidencial – de no repuntar a corto plazo López Obrador- se concentrará entre PRI y PAN.

Se equivocan desde el frente de las izquierdas, los que celebran que la más reciente encuesta de Mitofsky señala una disminución importante de Enrique Peña Nieto; lo que pierde en preferencias el PRI no está migrando hacia el PRD ¡aunque usted no lo crea¡ los electores libres o indecisos comienzan a voltear su mirada en Josefina Vázquez.

Desde luego que en el tricolor deberían de prender los focos de alerta, ya que su virtual candidato ha descendido – según datos de Ipsos Bimsa- de un 54 por ciento de preferencias de octubre del año pasado a tan sólo 36 por ciento en enero de este año.

Por otra parte la octagenaria maquinaria electoral, con excepción de contar con una imagen relativamente fresca de su abanderado, no intenta ponerse al día y a la vanguardia de la política pública; incluso en la defensa esgrimida hacia los tres gobernadores tamaulipecos, solo refuerza la tendencia a consolidar su imagen dinosáurica.

Enrique Peña se ha convertido en tan sólo un mes en blanco de las burlas de los usuarios del twiter (en el que México ya ocupa los primeros lugares a nivel mundial) y de face book, sin que el PRI atine siquiera a reaccionar.

También se equivocan los que leen el triunfo de Josefina Vázquez al interior del blanquiazul como una derrota de la familia Calderón, ya que el Presidente jugó con dos cartas.

La ex secretaria de educación, ex secretaria de desarrollo social, ex coordinadora de campaña del propio Felipe Calderón, siempre contó con mejores cartas credenciales que el ex secretario de hacienda cuya cercanía a los Calderón era su mayor fortaleza.

Hoy Josefina es vista por algunos segmentos de electores como la candidata que venció a la cargada gubernamental, no solo desde los pinos sino también de los palacios de gobierno que controla el panismo: es decir sin los negativos que pudiera acarrear el gobierno de Felipe Calderón.

Sin duda resulta revelador comparar las cifras del propio Mitofsky en enero del 2006, con los actuales números de la reconocida encuestadora Ipsos- Bimsa; AMLO en la cúspide con el 39 de las preferencias, hoy en el sótano con el 16; el PRI con Roberto Madrazo ocupaba ya el tercer lugar con tan solo 29 por cientos de la intención del voto, mientras que hoy Peña Nieta lidera la competencia con el 36 por ciento y el PAN arrancaba el año con el 31 de su candidato Felipe Calderón para contar hoy con el 28 por ciento de Josefina Vázquez Mota.

Una lectura aceptada del anterior comparativo es que la popularidad de Peña Nieto se debe al desmoronamiento del PRD y de su candidato López Obrador cuya reacción post electoral y su sistemático enviar al “diablo con las instituciones”, hoy le cobran la factura.

Complementario a esto, el desgaste de “la incorrecta estrategia de guerra contra el narco y las 50 mil muertes responsabilidad de Calderón”, parece que sólo le resta tres puntos de su situación de enero de 2006.

Un Enrique Peña en descenso pero aún en cómoda ventaja; una Josefina Vázquez en ascenso y un Andrés Manuel estancado en su voto mínimo histórico, pronto hará despertar el llamado voto útil y en ese caso la contienda se concentrara entre PRI y PAN.

Tendencia que se agudizará en Michoacán, si el PRD insiste en promover personajes impresentables como Baltasar Gaona, recientemente derrotado en su propio municipio al intentar imponer a un cercano colaborador y a su hijo como diputado; o figuras cuestionadas con la responsabilidad del escandaloso endeudamiento de las finanzas locales.

Andrés Manuel deberá recurrir a algo más creíble que sus argumentos amorosos para repuntar en un solo mes y mantenerse en la contienda en condiciones competitivas, de otra forma la historia del 2000 se repetirá despachando al tercer lugar a la izquierda electoral.