Mitos de las trabajadoras y los trabajadores sexuales... Por Gerardo Herrera

Mtro. Gerardo A. Herrera.



Antes de conocer el mundo de la prostitución, o el trabajo sexual comercial, compartía en gran parte la misma opinión de muchas personas, opinión reforzada por los medios de comunicación y las posturas conservadoras de una sociedad que no permite la inclusión de aquello que es diferente y que trasgrede la normatividad o normalización, y esto lo hacen las “putas”, como se les llama.

Hoy reconozco que mi opinión, hace años, era inexacta y falta de comprensión de una situación compleja que no solo se puede analizar por la vía de la moral pública, sino de otros aspectos y disciplinas para entender el fenómeno social.

Debo reconocer que esta opinión se fue modificando con el transcurso de los años, analizando y comprendiendo de cerca cuando tuve la oportunidad de comenzar a tener contacto más personal con mujeres y hombres trabajadores y trabajadoras sexuales (entre ellos, hombres que tienen sexo con hombres, transgénero y transexuales, así como travestis) y conocer cada historia de vida y comprobar que en la mayoría de ellas, de ellos la elección de esta actividad no era coactiva, ni forzada, pero si movida por una serie de circunstancias como la necesidad de encontrar un trabajo que se les niega por no contar con una identidad sexo genérica; o bien la falta de dinero, la pobreza, los empuja a esta actividad para salir adelante ellos, o ellas y sus familias.

Mi acercamiento, derrumbó mitos y estas mujeres y hombres me abrieron la posibilidad de revisar y cuestionar mi pensamiento “moralino”, prejuiciado.

El trabajo sexual es un tema espinoso, y hoy, muchos países aplican políticas conservadoras y libertarias también, los mismos plantean el abolicionismo, prohibicionismo, despenalización y la reglamentación, como en el caso de Lázaro Cárdenas en Michoacán donde está reglamentado el trabajo sexual.

Hoy, existe un grupo heterogéneo del comercio sexual, que incluye a hombres, mujeres, travestis, transgéneros, transexuales, inmigrantes, jóvenes o usuarios y usuarias de drogas que entran a la industria del sexo, o al trabajo comercial en diversos contextos y que hace necesario considerar para ello las peculiaridades de cada subgrupo con particularidades, culturas y necesidades diferentes.

Concluyo con la importancia de este día, EL DIA DEL TRABAJO SEXUAL, en visualizar una problemática de las mujeres y hombres que ejercen el trabajo sexual en Michoacán.

En Michoacán hay al menos 7 organizaciones de la sociedad civil que integran grupos de trabajadoras y trabajadores sexuales para su defensa y reconocimiento de sus derechos humanos.

Desde estas modestas líneas, solicitamos que el Gobierno del Estado aplique políticas públicas a favor de este segmento de población, que permita reconocer en igualdad de circunstancias el acceso a los programas sociales de las y los trabajadores sexuales sin discriminación.