Apatzingan: ¿Evolucion de los carteles? Por Luis Patiño #Michoacan

En mi opinión...

Por: Luis Patiño Pozas

Después de los enfrentamientos violentos del viernes pasado, que se extendieron por diversos puntos de la geografía michoacana y del vecino estado de Guanajuato, de cuerdo “a los usos y costumbres” lo que sigue, es olvidar. Encomendarnos a un poder excelso y rogar por que no se vuelva a repetir…o por lo menos, que la nueva erupción de violencia sea lo más retirado posible, tanto en tiempo, como en lugar.

¿Usted recuerda algún avance de investigación en los casos más representativos de violencia en Michoacán? ¿Quién fue el autor intelectual y qué buscaba al agredir a la población indefensa, en aquella infausta noche del 15 de septiembre? ¿Las denuncias sobre cientos de desaparecidos y extorsionados, ya fueron archivados? ¿Jamás se localizarán a los que bloquean carreteras, despojan de automotores con armas de fuego, queman casetas de peaje y roban en plena luz del día nodrizas completas de vehículos de lujo?

Es un rumor compartido: muchos de los municipios de Michoacán viven bajo el dominio de actos simbólicos de violencia, - ejecutar al director de seguridad en frente del Palacio Municipal mientras sesionaba el pleno del cabildo es un crudo ejemplo – que buscan evidentemente ridiculizar a las autoridades constitucionales.

Los cuerpos de seguridad municipales tienen clara la disyuntiva, o se “hacen de la vista gorda” o de plano se entregan a los cárteles que se manifiestan en cada localidad. En ambos casos, la posibilidad de perder la vida de forma violenta es de la mayor certidumbre.

De igual forma, el cobro de cuotas en casi todas las actividades económicas, - aunque estas representen un ingreso hasta simbólico para los ciudadanos – la organización de “halcones” que inspeccionan la entrada y salida de vehículos a las principales poblaciones y la entrega de “apoyos” de carácter social, constituyen una estrategia integral de evolución de los cárteles del crimen organizado: buscan implementar un “Estado paralelo” o como lo describe el investigador John P. Sullivan de la Fundación Colombiana Vortex, una “zona de impunidad criminal”.

Según reporte que presentó Sullivan, el también Teniente de la Policía de los Ángeles e investigador adjunto de Vortex, a mediados del año pasado ante el grupo de trabajo Redes de Guerra y Redes de Paz del Instituto de Estudios Globales con sede en París, “los cárteles en México, han evolucionado y buscan infiltrar ciudades que utilizan como base para cometer secuestros, extorsiones o robo de vehículos, buscan – concluye el investigador- en remplazar en determinados sitios las funciones del Estado”.

Los michoacanos hemos sido testigos de sangrientas batallas entre supuestos sicarios y las fuerzas federales, combates, con capacidad de fuego similar al ejército mexicano e infinitamente superior al armamento de las policías municipales. Actúan con la ventaja de hacer uso del factor “sorpresa” y su capacidad de obicuidad, que les permite “romper el cerco” y crear varios puntos de conflicto en cuestión de minutos.

¿Qué persiguen los grupos del crimen organizado al escenificar estos violentos encuentros? La respuesta parece obvia, pero las autoridades no parecen haber reparado en ella: el control de la economía ilícita y el dominio político de la región.

Tiene razón Jesús Reyna, Secretario de Gobierno de Michoacán, al declara que los actos violentos del viernes pasado “no amenazan la gobernabilidad del Estado”, pero no deben cruzarse de brazos o bien iniciar una lucha política inter partidista al “responsabilizar al gobierno federal y sus cuerpos de seguridad”; se requiere, más que nunca coordinación, uso de inteligencia militar y estrechar lazos de confianza con la población.

Recuperar la confianza de la sociedad en sus órganos de gobierno, es la tarea que determinará quién ganara la batalla de la inseguridad, los panistas en 12 años no lo comprendieron, se requiere algo más que implorar o guardar un silencio cómplice.
¿La administración de Fausto Vallejo esperara a la próxima elección? Pronto lo sabremos, estimado lector, el tiempo es implacable.