Estudiantes, delincuentes y guerrilleros #Michoacan

Por Mario Alberto Escutia

Juzgar a un grupo de jóvenes estudiantes como delincuentes, es tan absurdo como juzgar a los delincuentes con un trato de estudiantes.

Las guerrillas mexicanas se encuentran activas y con bajo perfil, velando por sus propios intereses, esperando lanzar misivas contra el gobierno a la primera oportunidad que se presente, para luego volver a sus trincheras donde gustan de imaginar el “mundo mejor” que lamentablemente nunca llega.

Los movimientos estudiantiles en cambio, surgen de jóvenes motivados por la necesitad y la falta de apoyo de la autoridad; son revolucionarios pero no guerrilleros, activamente salen a las calles a protestar y gritar sus demandas en bien de ellos mismos y de la sociedad en general; sin embargo, hoy en día sus acciones son manchadas por la violencia, el egoísmo y la terquedad intolerante.

En su mayoría son jóvenes de corazón noble, habitantes de zonas rurales marginadas, que hacen el esfuerzo de sobresalir y buscar mejor calidad de vida. Su ideología (inducida) mira hacia la izquierda en busca de “libertad social” por considerar que los ciudadanos son esclavos de unos cuantos que imponen un sistema político para mantenerlos controlados y servirse de ellos.

El problema salta cuando la ignorancia y la brutalidad de algunos extremistas acomplejados se infiltran en dichos movimientos, sus métodos son actuar en grupo y causar daños cuando no hay opción para conseguir lo que quieren; estos integrantes son fácilmente manipulables por otros intereses ajenos que intentan desestabilizar y politizar la situación según les convenga. Sus actividades violan la ley y ganan el repudio social; afectan el derecho al estudio, al trabajo y al libre transito; realizan pintas en fachadas, causan destrozos, roban mercancías y camiones… todo justificado –según ellos- como medida de presión para ser escuchados.

El gobierno por su parte es un monstro de muchas caras, las cuales pocos ciudadanos conocen, su misión –así parece- es hacer que las cosas cambien, sin cambiar por completo. En lo que corresponde a Michoacán, el gobernador interino Jesús Reyna García ha hecho publica la intención de mesas de dialogo donde invitan a los quejosos a plantear sus necesidades, pero siempre y cuando no se trate de exigir plazas automáticas para los estudiantes de ultimo año, las cuales ya estaban comprometidas desde años atrás; así como la negación a la aplicación de la Reforma Educativa por considerarla “inadaptable”, aduciendo que el tema le corresponde a la federación y no al Estado, misma que no manda los recursos necesarios que se requieren en el contexto; piden omitir mayor apoyo para infraestructura y equipo recurriendo a la excusa de “no hay dinero”, cuando vemos diputados viajantes y burócratas con sueldos francamente groseros.

Ante esta problemática, los afectados –como siempre- son todos los ciudadanos que se encuentran en medio del caos y la cerrazón de unos y otros; es por esto que debe aplicarse la ley, y que los responsables asuman las consecuencias; es indispensable que los verdaderos luchadores sociales corrijan sus estrategias limpiando su movimiento de malos actores; es necesario que haya una negociación y en ella cedan ambas partes; es necesario también, entender que a golpes y macanazos no se solucionara nada y es ineludible adaptarse al mundo globalizado en el que vivimos, buscando alternativas a los problemas actuales con propuestas viables, dignidad e inteligencia, cambiando las acciones delincuenciales que los hace ver como auténticos criminales y no como un movimiento estudiantil de lucha social activa, que tanta falta nos hace.