Le sale a Shell el tiro por la culata

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Ámsterdam, Holanda 5 de octubre del 2012.- Reconociendo que la desobediencia civil es un derecho en las democracias, el Tribunal de Ámsterdam dio un revés a los intentos de la empresa petrolera Royal Dutch Shell para poner fin a las protestas de Greenpeace en contra de la perforación en el Ártico, por el riesgo implícito que esta actividad representa.

El Presidente del Tribunal de Amsterdam, Han Jongeneel, rechazó la propuesta de Shell de reprimir las acciones de dos oficinas de Greenpeace y dijo que la protestas de Greenpeace Holanda, tanto en las oficinas sede de Shell como en las estaciones de servicio de esa compañía, habían sido de menor proporción en relación con los esfuerzos anteriores de la organización para poner fin a la extracción de petróleo.

“Una empresa como Shell, que está tomando medidas o planes para tomar acciones que son controvertidas para la sociedad y que mucha gente va a objetar, puede y debe esperar ese tipo de acciones que se tomarán para tratar de cambiar su forma de pensar. Tales acciones - con el fin de ser eficaces – deberían de ser capaces de poner en desventaja a Shell”, escribió el juez Jongeneel.

“El principio de proporcionalidad exige que las medidas no deben excederse más allá de lo necesario para alcanzar el objetivo previsto. Hasta la fecha, Greenpeace ha respetado este requisito al no tomar acción en todas las estaciones de combustible de Shell (alrededor de 600), lo ha hecho sólo en alrededor de 70 gasolineras. Por lo tanto, no hay necesidad de otorgar una medida cautelar en este punto, aunque Greenpeace tendrá que seguir tomando en cuenta este requisito en el futuro”, agregó el juez.

El fallo, que estará vigente durante los próximos seis meses, permite a los activistas organizar protestas en las propiedades de Shell en Holanda, por un máximo de dos horas e interrumpir las ventas de combustible en las estaciones de servicio por un máximo de una hora.

Greenpeace está llevando a cabo una gran campaña internacional contra los gigantes petroleros y sus planes de perforar en el Ártico que está sufriendo un grave derretimiento. Las oficinas de Greenpeace en todo el mundo han realizado una serie de acciones pacíficas directas en las estaciones de combustible, en los buques rompehielos y en las sedes de la empresa durante el último año.

En respuesta a la noticia, el director ejecutivo de Greenpeace Internacional, Kumi Naidoo declaró:

“El último intento de Shell para silenciar a sus críticos ha fallado. El juez rechazó la mayor parte de este mandato y ha recordado a la empresa que la desobediencia civil es un derecho en las democracias, incluso cuando su empresa se vea afectada. Más de dos millones de personas se han unido a nuestra campaña para proteger el Ártico y no se verán frenadas por una injustificada intimidación legal. Debemos preguntarnos cuál de las partes en este caso representa una mayor amenaza para el interés público - un grupo ambientalista pacífico o una desesperada compañía petrolera que decidió enviar equipos de perforación al océano Ártico. Shell no tiene un plan confiable de respuesta en caso de un derrame de petróleo, lo que sería un desastre financiero y ambiental”.

“Este mandamiento no nos impedirá oponernos a la perforación del Ártico con pasión y de forma pacífica tanto en Holanda como en todo el mundo. No podemos compararnos con el enorme poder financiero de Shell, pero tenemos creatividad y millones de personas detrás de nosotros apoyándonos. Esta es la batalla ambiental definitiva de nuestro tiempo y nos hemos hecho más que empezar”, agregó Naidoo.

Shell exigió inicialmente un mandato judicial que hubiera evitado a los activistas de Greenpeace -o simpatizantes en todo el mundo-, protestar legalmente a menos de 500 metros de cualquier propiedad de Shell, incluso en áreas públicas a riesgo de recibir multas de más de 1 millón de euros.

La empresa se vio obligada a reducir su petición después de que el juez advirtió que podría descartar el caso si él consideraba que la solicitud de Shell era excesiva. El juez concedió una orden limitada, en la que advierte a dos oficinas -Greenpeace Holanda y Greenpeace Internacional- sobre posibles sanciones de 25 mil euros, por cada hora de incumplimiento de la orden judicial.

Este año Shell ha seguido una estrategia legal muy agresiva contra Greenpeace y otros grupos ambientalistas:

- En los Estados Unidos, Greenpeace EE.UU. está sujeta a una orden judicial para evitar que el personal o los partidarios se acerquen a menos de 500 metros de cualquier actividad de Shell de perforación o a sus buques de apoyo.
- Por otra parte, Greenpeace EE.UU. y otras 12 agrupaciones ambientalistas y grupos indígenas de Estados Unidos están demandando a la compañía planes de respuesta ante un derrame de petróleo.

- En Nueva Zelanda, a nombre de Shell, la policía está reclamando una exagerada indemnización- 467 mil euros- en contra de activistas, entre ellos la actriz Lucy Lawless, por la ocupación de una plataforma de perforación de la compañía en el Ártico.

- Una petición final de Shell contenía una cláusula que exige que Greenpeace Internacional “instruir a otras oficinas de Greenpeace del mundo abstenerse de cualquier acción que pudiera interferir con los negocios de Shell en los Holanda”.


El amparo concedido hoy se limita a Greenpeace Internacional y Greenpeace Holanda. Las oficinas nacionales y regionales de Greenpeace en todo el mundo operarán de manera independiente para contribuir a la aplicación de estrategias globales de la campaña polar decidida por Greenpeace Internacional.

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