Revolucion Deportiva... Por Erik Aviles

Por Erik Avilés

En algún momento de la historia de nuestra nación se decidió brindar un giro deportivo a las festividades del 20 de noviembre, relacionadas con el inicio de la gesta revolucionaria en 1910. Sin caer en el relativismo de los ideales enarbolados por millones de mexicanos de ayer y hoy, es importante vincular ambos hechos, presenciando en el desfile una esperanza vigente de formar mejores ciudadanos a través de la práctica de disciplinas deportivas, quienes a su vez algún día habrán de consolidar la democracia, justicia social, educación de calidad, erradicando la pobreza y desigualdad de nuestra patria.

Sin duda, la vida humana, a escala individual y colectiva se parece al deporte, que la simboliza con enorme precisión, en donde problemas cotidianos e incluso los más trascendentales de nuestra existencia requieren de esfuerzos homólogos a los que realizamos en nuestras actividades físicas, consistiendo éstos en el perfeccionamiento técnico, la preparación, definición de objetivos y estrategias, un análisis situacional y de las variantes para implementar acciones. Particularmente, es lección ajedrecística que en la medida en que dejas de ejecutar tus planes, habrás de dedicar mayor energía para mantenerte en donde estás. Aplica para quien deja de entrenar, de levantarse temprano a correr, para quien decide ya no organizar eventos deportivos, para el gobierno que se olvida de los deportistas, etcétera.
Por ello, es momento de que conceptualicemos una revolución deportiva en nuestro entorno, en donde brindemos a nuestra actividad física un significado mayor y la dimensión de llegar a constituir un eje transversal del desarrollo humano, herramienta masiva para construir confianza y cooperativismo para abatir la pobreza, de moderar la opulencia y de convivir fraternamente.

Por ello, es preciso perseverar en el deporte, mejorando nuestros resultados, gestionando recursos y planificando cómo poder hacer crecer nuestra disciplina deportiva. Sin embargo, no olvidemos que “el peor enemigo de la estrategia es el reloj”, dice Garry Kasparov en su excelente libro “Cómo la Vida Imita al Ajedrez”.
Ello lo constatamos en nuestra existencia o en deportes como el fútbol, en donde minutos adicionales tal vez le hubieran brindado más posibilidades al Monarcas Morelia de no sucumbir ante el América. Análogamente, la revolución deportiva no debe esperar más para convertirse en realidad en nuestras vidas y comunidades.
Comentarios: gambitosocial@gmail.com y Twitter: @Erik_Avilés