El regreso de las golondrinas... Por Isauro Gutierrez Hernandez #Michoacan

Recortes...

Por Isauro Gutiérrez Hernández




Las posibilidades de triunfo conllevan la percepción de oportunidades para quienes siempre han buscado estar en la nómina gubernamental, sin importar principios ideológicos, porque la chuleta no tiene marca partidista.

Lo anterior viene a colación por un fenómeno que se ha observado en las filas del Partido Revolucionario Institucional, cuyo barco fue abandonado por muchos inmediatamente después de la derrota del año 2001, cuando ALFREDO ANAYA GUDIÑO fue derrotado por LÁZARO CÁRDENAS BATEL.

Nada más para dar un ejemplo ilustrativo de lo que ocurrió en las filas del PRI un día después del 11 de noviembre, cuando fue la jornada electoral, vale recordar que el lunes 12, el abanderado priísta solicitó se convocara a una rueda de prensa. Para su sorpresa y la de muchos, las oficinas de la coordinación de comunicación del Comité Directivo Estatal estaba desierta.

No había nadie en el Comité que convocara y dirigiera lo que sería la última rueda de prensa de Alfredo Anaya Gudiño, por lo que llamaron a quien había trabajado en la atención del pull de prensa, para que realizara el trabajo que les correspondía a quienes no regresaron más al partido. De este asunto se debe acordar muy bien el entonces dirigente partidista JAIME RODRÍGUEZ LÓPEZ.

Finalmente se realizó la rueda de prensa, pero el mismo fenómeno se repitió en otras áreas y conforme fueron avanzando los días, las instalaciones del recién estrenado edificio lucieron casi abandonadas.

Tuvieron que pasar varios meses, para que paulatinamente se retomara el trabajo, pero ya por otros actores políticos que no huyeron despavoridos para buscar posibilidades de colarse en lo que sería el primer gobierno perredista estatal.

Lo que ocurrió en los años venideros fue una lenta reconformación de las fuerzas priístas, con la incorporación de nuevos militantes y las luchas intestinas por mantener el control de un partido que amenazaba con desmoronarse.

Ya desde el año pasado, hubo quienes –como VÍCTOR SILVA TEJEDA- hicieron el esfuerzo por reincorporar a antiguos militantes que se habían retirado de las filas del partido por diversas razones políticas, pero que seguían siendo importantes en sus áreas de influenza, en un trabajo que buscaba fortalecer las estructuras del partido.

Hasta ahí las cosas se desarrollaron de manera natural y esperada, pero durante el último mes de las campañas proselitistas, el PRI empezó a experimentar una andanada de “priístas” que, luego de haber estado colaborando con el PRD y en algunos casos haber buscado puestos de elección popular, ahora “recapacitaron”.

Los mismos que abandonaron el barco cuando empezaba a hundirse, regresaron ahora con “gran entusiasmo” para apoyar la candidatura de FAUSTO VALLEJO FIGUEROA y buscaron colarse a toda costa en cuanto evento político podían, renegando de los gobiernos perredistas, ¿por qué será?



Cacheos a los electores



El a veces desmedido interés por controlar todos los aspectos de una elección, lleva a los organismos electorales a tomar decisiones que no siempre pueden ser aplicadas en cabalidad, como habrá de ocurrir con el acuerdo que aprobó el Instituto Electoral de Michoacán, en el sentido de que quienes acudan a las urnas el próximo 13 de Noviembre, no deberán hacerlo portando teléfonos celulares, cámaras fotográficas o de video, a fin de garantizar la secrecía del voto y evitar la cooptación del sufragio.

Sin duda que es una decisión histórica, pero se supone que al momento de entregar su credencial de elector, el votante deberá entregar a resguardo de los funcionarios electorales el equipo de video, fotográfico o aparatos celulares que cuenten con estos dispositivos, para evitar que la boleta electoral sea fotografiada o se obtenga registro fílmico de ella y el voto emitido.

En este asunto se presentan varios problemas de logística que hay que atender. Este requisito originará lentitud en el proceso de elección, porque los funcionarios de casilla deberán registrar los bienes entregados por los votantes, para evitar pérdidas o conflictos, por lo que para evitar la tardanza, será necesario contar con los servicios de un asistente administrativo que se encargue de llevar este control.

Un segundo supuesto, es que los electores entregarán sus aparatos voluntariamente, pero ¿qué pasa si los esconden entre sus ropas? Entonces, será necesario contratar los servicios de empresas de seguridad privada, para que efectúen revisiones a los electores y cerciorarse de que no los metan a la casilla.

Ambas situaciones tienen que ver con los costos de la elección y eso, por supuesto, no lo previeron los consejeros electorales al momento de tomar la decisión.